miércoles, febrero 07, 2007

Breakpoint (1)


Por Zedi Cioso

Es una mañana soleada y apacible. El brillo del astro rey reverbera en las veredas por donde la gente pasa caminando tranquila, contagiada tal vez por la displicencia que flota en el aire y distribuye generosamente el domingo de primavera. Todo eso, en Paris, porque acá, en Buenos Aires, hemos amanecido con un cielo plomizo que, como si hubiese aguardado paciente toda la noche a que despertáramos, ha descargado una breve y portentosa tormenta condimentada por vientos que en el trópico llamarían brisas pero acá designamos con el pomposo título de huracanados y que aún con su soplido famélico alcanzan a derribar las ramas y hasta los troncos podridos y enfermos de los árboles que decoran nuestras calles. A nadie importa, excepto a mí, que la rama de uno de esos árboles, negra y tenebrosa como una boa constrictora petrificada, haya caído sobre el baúl de mi auto. El flash informativo de la radio anunciaba, cuando la prendí al despertar, que “no se sufrieron inundaciones. Cayeron algunos árboles, producto de los fuertes vientos, pero no hubo que lamentar daños de gravedad” Claro, ¿Quién va a lamentar la destrucción parcial de una derruida pieza de la decadente industria metalmecánica rumana sino su desgraciado dueño? En el recorte de realidad que extraen, procesan, empaquetan y distribuyen los medios no hay lugar para este ínfimo suceso y su incidencia tiende a cero. Algo similar experimenté la noche que fui a un recital de Los Redondos y un policía de la montada sin decir agua va me encajó un palazo en la cabeza que me deparó quince puntos de sutura. Los programas al otro día sólo hablaban de “una fiesta del rock” a la que no llegaron a empañar unos “incidentes aislados”. Ya hubiera querido yo darle unos “incidentes aislados” en la cabeza a los que redactaron esas crónicas, las que habrían mutado de inmediato en una “brutal e inconcebible agresión a la prensa”. Por ese entonces estudiaba Comunicación Social. hora ya estoy graduado y soy periodista. Un periodista en la puerta de su casa que mira con ojos azorados y brazos cruzados la destrucción parcial del baúl de su Dacia modelo 93’ por obra y gracia de la furia desencadenada de los elementos. Y ahora, pienso en el seguro, ¿A quién reportar la cuenta? La cuenta. La nueva cuenta en el rosario de mis desdichas. Pero soy periodista y tengo trabajo por delante, así que dejo atrás mi auto medio aplastado por la rama negra y podrida y me dispongo a caminar las escasas cuatro cuadras que me separan del bar de Cid Campeador, en el centro geográfico de la ciudad, donde he montado mi sala de prensa. Repito, soy periodista. ¿Escuchaste Marcia? ¿Marcia? ¿Podés oirme? ¿Podés verme? Donde quiera que estés, soy periodista. Dejé la pileta. Y dejé, sobre todo, el vicio de la literatura, bueno ¿y que esto que esto es? Okay, hay vicios que nunca pueden abandonarse del todo, pero lo importante es que ya no transcurro las horas leyendo con sumo placer delante de una pileta vacía, templada en invierno y fresca en verano, con las mañanas libres para escribir todo lo que se me antoje. Lo admito, Marcia, tenías razón cuando me señalabas la quimera que representaba ser un guardavidas escritor. Es cierto, vos no utilizabas la palabra quimera. Capricho, despropósito, imbecilidad, tal vez, pero la figura mitológica se ajusta muy bien a esa fusión imposible: mitad bañero, con short y ojotas, mitad autor, con anteojos, pluma y pose reconcentrada. Ahora sí: abandoné la pileta y desistí de la literatura y trabajo diez horas por día en la sección contenidos de un portal de Internet. Ahora sí que puedo ser escritor: un auténtico periodista escritor. Aunque debo admitirlo, la extenuante jornada laboral agota mis energías mentales y gano la mitad del sueldo pero, como vos decías Marcia, ¿Hola? ¿Marcia? ¿Podés escucharme? ¡Tenías razón! Por algo había que empezar. Y ahora estoy a cargo de la sección deportes. Es una verdadera lástima que no participe en información general para poder informar acerca de “los graves daños que el temporal de hoy ha causado a cierto automóvil de ascendencia rumana” pero, en fin, no puedo quejarme. Los domingos, a falta de otros acontecimientos, deportes es la vedette del portal y sobre todo hoy, en este día de gloria para el deporte argentino porque, aunque nadie pueda creerlo, Marcos Sandiz llegó a la final de Roland Garros.
NOTA ACLARATORIA DEL GOBIERNO PROVISORIO
(El Lic. Cioso sufrió un grave accidente que lo tiene inmovilizado por el momento; mientras oramos a la Virgen Desatanudos de las Fiebres Puerperales de Ignaz Semmelweiz por su pronta mejoría, comenzamos la publicación de su hasta ahora inconclusa y potencialmente póstuma novela o cuento (no lo tenía - perdón -, no lo tiene decidido aún). Asimismo, pedimos disculpas al distinguido auditorio por su faltón al Congreso Afiebrados Exnovias.
Se aceptan donaciones de velas para el Santuario en Construcción en la Oficina de Redacción del Gobierno Provisorio.
Actitud Afiebrados 2007 +

4 comentarios:

knoppix dijo...
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Unknown dijo...
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Unknown dijo...
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linux dijo...

Excelente,muy buenos temas de discusión
calderas