lunes, diciembre 18, 2006

Intercambio epistolar de un matrimonio proletario (III(

por Playmobil Hipotético
Pampa de los Guanacos, 14 de diciembre de 1984

Reverenda Conchuda Esthercita:

“Es inimputable”. Si fuéramos a juicio me dirían eso. Te creerían loca, insana, orate. Pero sos mucho más que eso. Yo lo sé. No sos loca, sos, lisa y llanamente, una hija de puta. Pero los convencerías porque te encanta jugar a que sos una víctima de mis inseguridades, de mis ganas de cagarte a trompadas.

La única vez que te pegué habías vendido toda mi colección de discos de jazz. Pero claro, no se los podías vender a alguien que te diera lo que correspondía por una colección que me pedía hasta la gente de Radio Rivadavia; lo tuviste que vender a un cartonero. El juez diría que sos inimputable pero bien sabés que lo hiciste porque fue la forma más humillante de mostrarme que no valía nada.

Al otro día, con el ojo hinchado saliste a hacer las compras, a pagar los impuestos, a pagar el alquiler, a hacer todo lo que nunca habías hecho. Y contaste a todos los que te conocían y a los que estaban delante y atrás tuyo en la cola que tu marido te había fajado sin razón, sólo porque habías querido ordenar la casa, sacar esos juntaderos de polillas que era la colección que yo había empezado a los 16 años.

La bruja de este otro pueblo de mierda parecía más dispuesta que la otra a hacerte mierda. Por lo menos, me pidió más cosas. Diez velas amarillas, catorce marrones, tres cabezas de gallina, cuatro docenas de huevos de codorniz, una pluma negra y treinta pesos. Pero sos inmortal, sos intocable.

Le llevé tu carta, pensé que iba a servir para hacer grafología, una carta astral, algo. Me dijo que esa no era su especialidad pero se puso a leerla y se conmovió. La convenciste, pedazo de turra, no sé cómo hacés pero a mil kilometros de distancia seguís siendo la víctima y yo el hijo de puta.

Los hijos de la bruja, unos pendejos desmechados, sucios y sarnosos, con más pitucones que tela en los pantalones, me corrieron, me tiraron cascotazos y las cabezas de las gallinas que había llevado para hacerte mierda.

Me estoy sintiendo mal y no es sólo por el vino barato que sirven en la terminal de micros. Estoy seguro que la bruja está usando la carta para joderme a mí. Porque claro, en la carta vos me perdonás, me decís que todavía estoy enojado por “aquello” y cerrás con el toque de espectacularidad que te encanta, el que te deja sola en la marquesina del cine de barrio. Porque es claro que ni siquiera podés pensar en otra cosa que el cine de barrio.

¿Así que tu vieja tiene Parkinson y su cuerpo parece repleto de un “enjambre de avegas”? ¿Desde cuándo hacés metáforas vos?¿O es que te están envolviendo los huevos en el suplemento cultural de Crónica? Me alegro, tanto pero tanto. Ojalá que no se muera nunca, que sufra hasta que se le estallen los dientes de tanto chocarse. Ojalá que el Parkinson sea contagioso, y cuando agarres la caramelera se te resbale de las manos y te mueras de un síncope. No. Mejor, mucho mejor: que te quedes paralítica, sin poder moverte y teniendo que mirar los restos de la caramelera tan preciada. Así, quizás así, estaríamos a mano. Viendo nuestras vidas destrozadas.

Walter

6 comentarios:

Anónimo dijo...
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Luciana dijo...

Amigo PH, dígame si no concuerda conmigo: ¿hay algo más odioso que un hijo de puta que se hace la víctima?
Me encantó la tercera carta, cada vez detesto más a Edith... ¿por qué la llama Esther en esta carta?

Playmobil Hipotético dijo...

mierda. no se llamaba esther? que poca memoria de lo que hago. gracias, luciana, gracias. Yo los odio a los dos. Los voy a matar. Pero primero los estoy torturando

Anónimo dijo...

Usted es un sádico, PH, pero me encanta cuando atormenta a sus personajes. Estas cartas van trazando, muy de a poco, una poética del odio en la que me veo reflejado cuando pienso en las ¿Edith? ¿Esther? de mi vida.

Anónimo dijo...

Te lo repito: nadie maneja el tono de resentido como vos.
Seguimos enterándonos de cosas. El tipo le pegó, también es medio turro. Mejor. Cuanto más complejo, mejor. (Esto, muchas veces, es cierto.)
'Ojalá que el Parkinson sea contagioso'. Notable. 'Pero sos inmortal, sos intocable', lo mismo.

Libelula de Acero dijo...

jajajaj!
Como me gusta!

Mi única explicación es que no daba bien edithcita..esthercita da muy bien y mantiene las haches...